10 grandes mitos sobre el piso pélvico

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¿Pensabas que sólo las embarazadas tienen que preocuparse de su piso pélvico? ¿Crees que eres demasiado mayor (o demasiado joven) para entrenar esta musculatura? ¿Eres hombre y te preguntas si tú también tienes “de eso”? En este artículo desmontamos algunos de los grandes mitos sobre el piso pélvico, para que todos sepamos cómo, cuándo y por qué es importante ocuparse de esta parte esencial de nuestro cuerpo.

Mitos-sobre-el-suelo-pélvicoEste artículo es gentileza de ensuelofirme.com – escrito por Laura Rojas

¿Pensabas que sólo las embarazadas tienen que preocuparse de su piso pélvico?

¿Crees que eres demasiado mayor (o demasiado joven) para entrenar esta musculatura?

¿Eres hombre y te preguntas si tú también tienes “de eso”?

En este artículo desmontamos algunos de los grandes mitos sobre el piso pélvico, para que todos sepamos cómo, cuándo y por qué es importante ocuparse de esta parte esencial de nuestro cuerpo.

1. Los hombres no tienen piso pélvico

Esta es una de las afirmaciones que más sorprende escuchar. El desconocimiento acerca de la anatomía masculina se une a la creencia de que las disfunciones perineales afectan sólo a las mujeres y que los Kegel son sólo cosa de chicas…

Pero nada más lejos de la realidad: los hombres también tienen piso pélvico y, por supuesto, deben cuidarlo y ejercitarlo como una parte más de su cuerpo para mantener sus funciones y disfrutar de una mayor calidad de vida.

Para tener un piso pélvico en forma lo primero es conocer su anatomía. Si tienes dudas al respecto, en este artículo te explico qué es el piso pélvico masculino y cómo sentirlo. Además, te interesará saber cómo funcionan los elementos que lo forman y qué papel desempeña el piso pélvico en nuestro día a día.

Los problemas más frecuentes en la esfera pélvica masculina van desde la vejiga hiperactiva y las incontinencias urinarias y fecales, al dolor pélvico, la disfunción eréctil, el estreñimiento crónico y el prolapso rectal.

2. Soy demasiado mayor para entrenar mi piso pélvico

Aunque suene a cliché, la expresión “Nunca es tarde” es el mejor antídoto contra este extendido mito acerca del piso pélvico y la edad de la mujer.

Es cierto que con la llegada de la menopausia se produce una pérdida de propiedades en el tejido muscular y conjuntivo de nuestro piso pélvico. Esto pone en riesgo la correcta ejecución de las funciones de continencia, soporte de órganos y sexualidad… por lo que la mujer puede ver cómo en esta etapa de su vida aparecen disfunciones que hasta entonces no había observado.

Precisamente por ello, es este un momento crucial para prestar especial atención a los músculos perineales, a las estructuras pélvicas y al cuidado de la postura.

La reeducación perineal, de la mano de un kinesiólogo especialista en piso pélvico junto con el compromiso de la paciente, demuestra a diario que hay altas tasas de éxito en el tratamiento de disfunciones tan frecuentes (y tan silenciadas) como la incontinencia urinaria y anal o el prolapso.

Así que si eres de las que piensan que a estas alturas de la vida ya no puedes hacer nada para solucionar los escapes de orina o mejorar tu calidad de vida… ¡cambia el chip! Todavía hay mucho por hacer para sentirte bien contigo misma.

3. Ya nació mi bebé… el daño está hecho. El precio a pagar por la maternidad es mi problema de piso pélvico.

Son muchas las mujeres que, tras dar a luz, comprueban con frustración cómo su cuerpo y, en especial, su piso pélvico, ha sufrido una transformación que afecta su bienestar y su calidad de vida.

Y cuando hablo de cambios corporales, no me refiero a los kilitos de más tras dar a luz, que al principio te angustiarán un poco, pero que ya irás perdiendo con una correcta alimentación y manteniéndote activa.

Me refiero a los cambios abdominales, perineales y de las articulaciones de la pelvis que afectan a la salud del piso pélvico femenino y a menudo se traducen en disfunciones perineales que, por desgracia, aparecen en el postparto debido a múltiples factores obstétricos como los partos instrumentales o la realización de episiotomías.

Si has sido madre (da igual si hace dos meses o cinco años) y tienes síntomas como escapes de orina al realizar algún esfuerzo (toser, estornudar, saltar, correr…), dolor durante las relaciones sexuales o disminución de la sensibilidad, molestias pélvicas o lumbares, problemas digestivos asociados a una diástasis de los rectos del abdomen, etc., hazme caso:

No te quedes de brazos cruzados y busca un profesional que te ayude a mejorar. Una disfunción del piso pélvico no es algo con lo que debas conformarte como peaje por haber sido madre.

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Si has dado a luz y tienes síntomas de disfunción perineal, no te conformes: busca ayuda de un profesional. Uno de los mitos más extendidos es el de que las disfunciones del piso pélvico son el peaje a pagar por la maternidad.

4. Los ejercicios de piso pélvico son muy sencillos de practicar

Otro gran mito. Te sorprendería saber que más de la mitad de las mujeres que practican ejercicios de piso pélvico lo hace de manera incorrecta y, además, no se da cuenta.

Pero si simplemente es cuestión de contraer y relajar, ¿no?

Pues, aunque en principio, los famosos ejercicios de Kegel son eso, contracciones y relajaciones de la musculatura perineal, la experiencia clínica nos dice que las mujeres (y los hombres) encuentran dificultad para aislar la contracción de estos músculos y acaban contrayendo estos pero también otros: glúteos, aductores, rectos abdominales…

Debes ejercitar tu piso pélvico de forma correcta: realizando una contracción aislada y vigilando al mismo tiempo otros elementos como la respiración, la corrección postural o la progresión en el entrenamiento.

Además, si quieres que tu piso pélvico trabaje de manera coordinada con tu abdomen, te recomiendo que aprendas a activar tu core. En este video te explico como hacerlo.

 

 5. Entrenar el piso pélvico consiste en cortar el chorro de orina cada vez que vayas al WC

Durante años se nos recomendó, como práctica para entrenar los músculos del piso pélvico, detener el flujo de orina cada vez que íbamos a hacer pis.

Hace ya mucho tiempo que los especialistas en materia pelviperineal desaconsejamos este ritual, conocido como “Stop pipí”, ya que no sólo no ayuda a fortalecer los músculos perineales sino que favorece la aparición de infecciones de orina (al dificultar un vaciado completo de la vejiga), y nos predispone a una disinergia vésico-esfinteriana (perdóname el tecnicismo…), o lo que es lo mismo: un fallo de coordinación entre la vejiga y la uretra.

Otra cosa es que, en ocasiones, se recomiende al paciente hacer esta práctica una sola vez, para comprobar si sus músculos perineales son capaces de cerrar la uretra y cortar o enlentecer la salida de orina. Pero, ojo, ¡una sola vez y como elemento informativo para tu kinesiólogo!

Si quieres asegurarte un piso pélvico en forma, olvídate de este gran mito y acude a un kinesiólogo uroginecológico que diseñe el programa de reeducación más adecuado para ti.

6. Yo no necesito hacer ejercicios de piso pélvico

Gran parte de la población desconoce qué es el piso pélvico. Dentro de la otra parte, la que sí lo conoce, muchos jamás se han parado a pensar si todo funciona bien en esta parte de su cuerpo.

Tal vez a día de hoy no tengas ninguna disfunción de piso pélvico y ni siquiera notes síntomas que puedan hacerte sospechar que con el paso del tiempo puedas padecerla. Sin embargo, en nuestra vida cotidiana hay numerosos factores que ponen en riesgo nuestra salud pelviperineal y, quizá sin ser consciente de ello, estés debilitando tu piso pélvico.

Además de vigilar los elementos que ponen en riesgo tu piso pélvico y reducirlos en la medida de lo posible, tú y todos (yo también lo hago) debemos ejercitarlo de forma regular, eso sí, adaptando el entrenamiento al caso concreto de cada uno, porque recuerda: no todo sirve para todos.

7. Los ejercicios de Kegel solucionan la incontinencia urinaria

Ojalá todas las disfunciones, no sólo del piso pélvico, sino de cualquier sistema u órgano de nuestro cuerpo, se solucionaran mediante la aplicación de una fórmula universal que, en lo posible, fuera sencilla, no implicara medicación ni intervenciones quirúrgicas y tuviera costo cero.

Por desgracia, cada persona y su disfunción es un mundo aparte y por ello es necesario que los profesionales sanitarios sean quienes diagnostiquen el problema concreto de cada paciente y diseñen un plan de acción.

Pensar que simplemente haciendo ejercicios de Kegel vamos a solucionar cualquier caso de incontinencia urinaria es otro gran mito, además de una falsa esperanza para quienes padecen escapes de orina.

La incontinencia urinaria tiene diferentes caras, la hay de esfuerzo y de urgencia, pero también mixta. En ocasiones tiene implicación neurológica y, otras veces, está íntimamente ligada a un componente emocional.

Ni los Kegel solucionan la incontinencia urinaria de todas las mujeres, ni solamente los hipopresivos son la panacea, ni la electroestimulación puede fortalecer tus músculos del piso pélvico de la noche a la mañana.

La combinación de distintas terapias y métodos, la constancia y el cuidado del cuerpo como un conjunto que ha de funcionar en equilibrio, y la seguridad de un buen profesional que nos apoye en el principio de la reeducación, y de manera puntual durante la fase de mantenimiento, son claves para superar la incontinencia urinaria y otras disfunciones pelviperineales.

8. Ejercitar el piso pélvico no sirve para nada

Existe una amplia evidencia científica respaldando la eficacia de los ejercicios de piso pélvico, cuando éstos se realizan de manera correcta, enseñados y supervisados por un kinesiólogo especializado en esta disciplina.

Si estás haciendo ejercicios de piso pélvico por tu cuenta y no notas ninguna mejoría en el control de la orina y las heces, o en la esfera sexual, cabe la posibilidad de que no los estés realizando de manera correcta.

Si crees que este es tu caso, busca la ayuda de un profesional que confirme si estás o no entrenando tu musculatura mediante la técnica adecuada y diseñe un programa de reeducación o prevención perineal específico para tus necesidades.

9. El entrenamiento del piso pélvico consiste en acostarse en el suelo y hacer Kegels

Aunque la palabra “suelo” te pueda confundir y los Kegels sean archiconocidos en el ámbito que nos ocupa… entrenar el piso pélvico es mucho más que tirar una colchoneta en el suelo y ponerte a contraer y relajar una y mil veces tu musculatura perineal.

Unos buenos glúteos, por ejemplo, también pueden hacer mucho por tu piso pélvico. De modo que no te quedes acostada y pases horas haciendo Kegel mientras ves la televisión: tu rutina de entrenamiento deberá incluir -dependiendo de tu caso concreto- otros elementos importantes como el entrenamiento de la musculatura profunda del abdomen, la reeducación postural, la práctica de hipopresivos, el uso de biofeedback y/o electroestimulación, etc.

Y en cuanto a la postura, aunque tal vez al principio sea acostada como más cómoda te sientas para localizar, aislar y ejercitar tu piso pélvico, no olvides que a medida que progreses será interesante evolucionar a otras posturas: acostada de lado, sentada, en cuatro patas o de pie.

10. El piso pélvico es algo de lo que sólo hay que ocuparse cuando te quedas embarazada

Error.

Puede que sea durante el embarazo cuando muchas mujeres escuchan hablar por primera vez del piso pélvico. Pero esto no significa que sea sólo durante esta etapa cuando debemos ocuparnos de él.

De hecho, si la mujer tiene una buena conciencia de esta parte de su cuerpo antes de la gestación y su musculatura está en forma, le será más fácil prepararse para el parto y disminuir el riesgo de complicaciones perineales asociadas al embarazo.

No obstante, es cierto que el embarazo es un periodo crucial y debemos prestar especial atención al piso pélvico y al resto de componentes que trabajan en equipo con él (musculatura abdominal, columna lumbar, diafragma, etc.), además de tener una correcta higiene postural, estar activas, reservar un tiempo para el descanso y cuidar la alimentación.

Durante el embarazo es muy importante que realices ejercicios de piso pélvico, masaje perineal y prepares tu musculatura con dispositivos como el EPI-NO. Esto es muy beneficioso para favorecer el alumbramiento del bebé y evitar desgarros y episiotomías.

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